Domingo Muriel

1718–1795

Biografía

Conocido también por la versión grecolatina de su nombre (Cyriaco Morelli), fue un sacerdote jesuita al que la expulsión de la Compañía le sorprendió en América, por lo que debió emprender un penoso viaje hasta Italia, donde fallecería en medio de la desatención y el olvido, como muchísimos ilustres compañeros de su Orden.

Algunos datos sobre su vida los encontramos en la interesante Biblioteca jesuitico- española de Hervás y Panduro (1799): entró en la Compañía en 1734 y se ordenó sacerdote en 1743; al concluir sus estudios filosóficos, teológicos y canónicos, en 1748, pasó al Paraguay, y emitió los últimos votos en Córdoba (Argentina). Lo que no indica Hervás es la universidad donde estudió, aunque por lógica geográfica podemos suponer que fue la de Salamanca (doscientos años después de que iniciara allí su Escuela Francisco de Vitoria).

Muriel fue un insigne profesor, filósofo y científico, al que le tocó la desgracia del extrañamiento de los jesuitas en 1767. Ello motivó en parte el olvido de su interesante producción bibliográfica, también desafortunada a causa de la confusión con su nombre y a la pérdida de muchos manuscritos en el viaje transatlántico.

Sabemos que había sido superior del Seminario de Montserrat, en Córdoba del Tucumán; profesor de filosofía y teología en Paraguay; procurador general de su provincia ante las cortes de Madrid y Roma; y, por último, nombrado rector de la Universidad de Córdoba, cargo que no llegó a desempeñar debido a la expulsión.

Pensamiento y Obras

Además de algunos libros de espiritualidad y unos tratados históricogeográficos muy apreciados en su tiempo, Muriel escribió el importante Rudimenta iuris natuuralis et gentium (Venecia, 1791), que Oreste Popescu considera como la última gran obra de la escolástica tardía hispanoamericana. Lo destaca por seguir fielmente la teoría sobre el precio justo, que descansa en la utilidad, la abundancia y/o escasez y la apreciación común, siguiendo la doctrina de Juan de Matienzo y Pedro de Oñate. Y todo ello al tiempo que se iniciaba en Europa la economía clásica, con la filosofía moderna e ilustrada en pleno auge.

Sin embargo, las raíces de la doctrina sostenida en los Rudimentos descansan en la filosofía aristotélicotomista, y continúa luego a través de los grandes escolásticos españoles e hispanoamericanos. Así, Muriel establece un vigoroso puente entre la Escuela de Salamanca y el neoescolasticismo, que débilmente comenzó a aparecer en la Europa de comienzos del XIX.

En cuanto a la referida teoría del precio justo, su punto de partida (como en el caso de Tomás de Mercado) es la ley natural. Cita con reconocimiento los escritos de Azpilcueta, Vitoria, Diego de Covarrubias, Mercado, Luis de Molina, Pedro de Oñate y Juan de Lugo. Pero también le gusta remontarse a los textos de la Sagrada Escritura y a los argumentos de Cicerón en el De oficiis.

Una destacada y distinta faceta de Muriel, que señala el jesuita argentino Guillermo Furlong, es el interés por el avance científico de su tiempo, siendo un buen conocedor y difusor de las teorías de Newton y Gassendi en universidad tucumana. Al tiempo que abría sus puertas a la filosofía moderna, enseñaba a los alumnos matemáticas y física, junto a las viejas disciplinas escolásticas.

Bibliografía y Referencias

Lo mismo que dijimos respecto a Pedro de Oñate, no existe una versión en español de los Rudimenta. Y también parece que Oreste Popescu trabajaba en este sentido, por lo que sería deseable que los discípulos del profesor argentino lleven a término esa tarea. Recomendamos, del mismo modo, revisar los trabajos de Popescu: Estudios en la historia del pensamiento económico latinoamericano (Bogotá, 1986); Furlong: Filosofía en el Río de la Plata (Buenos Aires, 1952); y Stoetzer: Las raíces escolásticas de la Emancipación de la América Española (Madrid, 1982).

Ideas que toma
Teoría subjetiva del valor(1791)

Domingo Muriel

1718–1795

Biografía

Conocido también por la versión grecolatina de su nombre (Cyriaco Morelli), fue un sacerdote jesuita al que la expulsión de la Compañía le sorprendió en América, por lo que debió emprender un penoso viaje hasta Italia, donde fallecería en medio de la desatención y el olvido, como muchísimos ilustres compañeros de su Orden.

Algunos datos sobre su vida los encontramos en la interesante Biblioteca jesuitico- española de Hervás y Panduro (1799): entró en la Compañía en 1734 y se ordenó sacerdote en 1743; al concluir sus estudios filosóficos, teológicos y canónicos, en 1748, pasó al Paraguay, y emitió los últimos votos en Córdoba (Argentina). Lo que no indica Hervás es la universidad donde estudió, aunque por lógica geográfica podemos suponer que fue la de Salamanca (doscientos años después de que iniciara allí su Escuela Francisco de Vitoria).

Muriel fue un insigne profesor, filósofo y científico, al que le tocó la desgracia del extrañamiento de los jesuitas en 1767. Ello motivó en parte el olvido de su interesante producción bibliográfica, también desafortunada a causa de la confusión con su nombre y a la pérdida de muchos manuscritos en el viaje transatlántico.

Sabemos que había sido superior del Seminario de Montserrat, en Córdoba del Tucumán; profesor de filosofía y teología en Paraguay; procurador general de su provincia ante las cortes de Madrid y Roma; y, por último, nombrado rector de la Universidad de Córdoba, cargo que no llegó a desempeñar debido a la expulsión.

Pensamiento y Obras

Además de algunos libros de espiritualidad y unos tratados históricogeográficos muy apreciados en su tiempo, Muriel escribió el importante Rudimenta iuris natuuralis et gentium (Venecia, 1791), que Oreste Popescu considera como la última gran obra de la escolástica tardía hispanoamericana. Lo destaca por seguir fielmente la teoría sobre el precio justo, que descansa en la utilidad, la abundancia y/o escasez y la apreciación común, siguiendo la doctrina de Juan de Matienzo y Pedro de Oñate. Y todo ello al tiempo que se iniciaba en Europa la economía clásica, con la filosofía moderna e ilustrada en pleno auge.

Sin embargo, las raíces de la doctrina sostenida en los Rudimentos descansan en la filosofía aristotélicotomista, y continúa luego a través de los grandes escolásticos españoles e hispanoamericanos. Así, Muriel establece un vigoroso puente entre la Escuela de Salamanca y el neoescolasticismo, que débilmente comenzó a aparecer en la Europa de comienzos del XIX.

En cuanto a la referida teoría del precio justo, su punto de partida (como en el caso de Tomás de Mercado) es la ley natural. Cita con reconocimiento los escritos de Azpilcueta, Vitoria, Diego de Covarrubias, Mercado, Luis de Molina, Pedro de Oñate y Juan de Lugo. Pero también le gusta remontarse a los textos de la Sagrada Escritura y a los argumentos de Cicerón en el De oficiis.

Una destacada y distinta faceta de Muriel, que señala el jesuita argentino Guillermo Furlong, es el interés por el avance científico de su tiempo, siendo un buen conocedor y difusor de las teorías de Newton y Gassendi en universidad tucumana. Al tiempo que abría sus puertas a la filosofía moderna, enseñaba a los alumnos matemáticas y física, junto a las viejas disciplinas escolásticas.

Bibliografía y Referencias

Lo mismo que dijimos respecto a Pedro de Oñate, no existe una versión en español de los Rudimenta. Y también parece que Oreste Popescu trabajaba en este sentido, por lo que sería deseable que los discípulos del profesor argentino lleven a término esa tarea. Recomendamos, del mismo modo, revisar los trabajos de Popescu: Estudios en la historia del pensamiento económico latinoamericano (Bogotá, 1986); Furlong: Filosofía en el Río de la Plata (Buenos Aires, 1952); y Stoetzer: Las raíces escolásticas de la Emancipación de la América Española (Madrid, 1982).


Ideas que toma
Teoría subjetiva del valor(1791)